VIVE LA VIDA, NO PERMITAS QUE SE TE ESCAPE.
Publicado por Reiken en un blog amigo
Publicado por Reiken en un blog amigo
llamado Shambhala
La vida emocional repercute en el sistema inmunológico por
lo que estar sanos depende, en parte de tener un espíritu optimista.
Las emociones constituyen una de las facetas del ser humano
más desconcertantes. Conocer qué son y cómo funcionan es el primer paso para
alcanzar el autocontrol.
Hay centenares de emociones, siendo las principales la ira,
la tristeza, la alegría, el miedo, el amor, la sorpresa, la aversión y la
vergüenza. Cada una de ellas se experimenta con múltiples matices y además en
ocasiones se combinan varias para crear nuevas modalidades Toda emoción supone
reacciones físicas encadenadas que, si bien en un primer momento son normales y
hasta necesarias, cuando se prolongan o tienen lugar de forma desproporcionada
aumentan los niveles de toxicidad de nuestras células, pudiendo llegar a
desencadenar enfermedades orgánica. Cada emoción predispone al cuerpo a un tipo
de respuesta
La ira: aumenta el flujo sanguíneo hacia las manos, el ritmo
cardíaco y los niveles de aquellas hormonas que, como la adrenalina, generan la
cantidad de energía necesaria para emprender acciones vigorosas.
La tristeza: tiene la finalidad de ayudarnos a asimilar una
pérdida irreparable. Conlleva la disminución de la energía y el entusiasmo con
el que acometemos habitualmente las actividades vitales y sociales, y un
encierro que nos permite llorar la pérdida, evaluar sus consecuencias y
planificar cómo actuaremos cuando retome la energía.
La alegría: aumenta la actividad del centro cerebral
encargado de inhibir los sentimientos negativos. Crece el caudal de energía
disponible y el organismo experimenta entusiasmo ante cualquier tarea.
El miedo: hace que se retire la sangre del rostro y de otras
zonas del cuerpo para llevarla hasta la musculatura de las piernas. De esta
forma contamos con el aporte de oxígeno necesario para emprender una posible
huida.
Al mismo tiempo, el cuerpo se paraliza durante fracciones de
segundo que el cuerpo pensante emplea para calibrar la respuesta más adecuada,
por ejemplo, esconderse. Las conexiones nerviosas de los centros emocionales
del cerebro desencadenan una respuesta hormonal que pone al organismo en estado
de alerta general. Todo esto hace que aumente también el ritmo cardíaco y la
presión arterial.
El amor, la ternura y la satisfacción sexual: activan el
sistema nervioso parasimpático, que es el opuesto fisiológico de las respuestas
“huida” o “lucha”, propias del miedo o la ira. La reacción parasimpática está
ligada a la respuesta relajación. Conlleva un estado de calma y satisfacción
que favorece la convivencia.
La sorpresa: produce un arqueo de las cejas que aumenta
nuestro campo visual, favoreciendo la entrada de luz en la retina. De esta
forma obtenemos información adicional sobre el acontecimiento inesperado.
La aversión: produce una expresión facial universal: ladeo
del labio superior y fruncimiento de la nariz. Son gestos básicos necesarios
para expulsar de la boca algo de sabor desagradable o evitar un olor molesto, y
que se utiliza también metafóricamente para expresar desaprobación.
CUESTIÓN DE QUÍMICA Las respuestas físicas mencionadas se
producen cuando, a través de los sentidos, llegan al cerebro determinados
estímulos. En ese momento empiezan a producirse toda clase de reacciones químicas
que a través de los neurotransmisores – algo así como nuestros cables
eléctricos internos- estimulan otros centros que, a su vez, segregan sustancias
con funciones concretas. Así, la oscuridad, estimula la secreción de
melatonina, que induce al sueño. Todas las predisposiciones biológicas a la
acción citadas son modeladas posteriormente por nuestras experiencias vitales.
El entorno modela las respuestas emocionales hasta tal
punto, que podemos adquirir hábitos que lleguen a confundirse con rasgos de la
personalidad. Así, si alguien ha vivido una infancia de malos tratos,
seguramente será violento con sus hijos porque éste es el único patrón que ha
conocido. La mente racional invierte más tiempo que la emocional en responder a
un estímulo. Por ello el primer impulso ante cualquier situación procede del
corazón. Existe también un segundo tipo de reacción emocional, más lenta, que
se origina en los pensamientos. Esta forma de activar las emociones es
deliberada: si alguien te insulta llenándote la cara de ira, cada vez que lo
recuerdas, reproducirás la misma reacción emocional.
ORIGEN ORGÁNICO En la parte superior de la médula espinal se
encuentra el tallo encefálico, la región más primitiva del cerebro, regulador
de las funciones vitales básicas- respiración, metabolismo de los órganos, etc-
. De este cerebro primitivo emergieron después los centros emocionales y,
millones de años más tarde, el cerebro pensante. Nuestras primeras emociones
fueron producidas por olores.
Al principio, el centro olfativo estaba compuesto sólo por
dos grupos celulares: uno registraba cualquier aroma y lo clasificaba-
comestible, tóxico, sexualmente disponible...- y el otro, enviaba respuestas
reflejas a través del sistema nervioso, ordenando nuestro cuerpo las acciones a
llevar a cabo- comer, vomitar, etc.- Luego, el cerebro evolucionó y se
conformaron nuevos grupos de células, hasta constituirse el sistema límbico.
Justo ahí se registran las emociones.
Cuando se atrapa la rabia o el miedo, se está bajo la
influencia del sistema límbico. En él se encuentran el tálamo, encargado de
enviar a la parte pensante del cerebro la información que recibe de los
sentidos; el hipotálamo, que regula los impulsos sexuales y otros estados
anímicos; el hipocampo, relacionado con el aprendizaje y la memoria; y la
amígdala, que controla el miedo. Cuando el sistema límbico se conformó, el
hombre dejó de responder sólo de forma refleja a los estímulos; seguía
decidiendo si comer o no un alimento en base a su olor, pero reconociendo los
aromas y discriminando más conscientemente los buenos de los malos. Este
trabajo era y es realizado por el cerebro nasal, una parte del circuito límbico
que constituye la base rudimentaria del cerebro penante o neocórtex. Con el
paso de millones de años más, el neocórtex – el intelecto- siguió
desarrollándose. Esta parte del cerebro nos permite experimentar sentimientos –
además de coordinar nuestros movimientos- y reflexionar sobre ellos. A él
debemos la supervivencia de nuestra especie y que se pusiera en marcha nuestra
vida emocional: así, además de experimentar placer con el apareamiento, se
crearon vínculos afectivos. Al ir aumentando con el tiempo, la masa de
neocórtex, ha ido creciendo el número de conexiones neuronales con el sistema
límbico, lo que incrementa la cantidad de respuestas emocionales. De la misma
manera que existe una estrecha relación entre las emociones y nuestros centros
nerviosos, la vida emocional tiene repercusiones en el sistema inmunológico.
Como guardián del cuerpo, dicho sistema identifica cada célula del organismo y
decide lo que le es propio para protegerlo y lo que le es extraño- un cáncer,
por ejemplo.
Para destruirlo. De ahí el rechazo que a veces se produce
ante determinados trasplantes. Cuando experimentamos emociones negativas, nuestro
aparato inmunológico ve disminuida su eficacia, mientras que las personas
alegres tienen una gran capacidad de respuesta a las agresiones tanto internas
como externas.
CÓMO CONTROLARLAS La parte más evolucionada del cerebro, el
neocórtex, es la que ha de utilizarse para conseguir el control de las
emociones. Con inteligencia racional, debemos ordenar a nuestro cerebro que
razone las causas de un arrebato de ira o un ataque de timidez, y luego ordenar
que la emoción se calme. Para conseguirlo, podemos respirar de forma abdominal
, llenando y vaciando, profundamente, primero el abdomen y luego los pulmones.
Si no encontramos razones para los arrebatos se debe dar la orden igualmente de
no perder el control. Aplicando la capacidad de razonar al terreno emotivo, se
reeducará la inteligencia emocional. Las emociones sólo se manifestarán cuando
la situación lo justifique. Con paciencia se consigue controlar tanto las
innatas como las adquiridas y se equilibra cuerpo, corazón y mente.
El yoga es una buena ayuda en el proceso de control
emocional.
Llegamos a este mundo sin un manual que nos diga cómo
desenvolvernos, y así pasa nuestra vida: a veces estamos tristes, enfermos,
deprimidos y nos sentimos perdidos, sin saber cómo manejar la situación; sin
ser conscientes de que, si aprendemos a manejar las emociones, podremos tener
tranquilidad, felicidad, salud, prosperidad y, así, elegiremos la vida llena de
salud, felicidad y abundancia que deseamos. Las emociones son el lenguaje con
nuestro interior; cuando estamos enojados, tristes, deprimidos, alegres,
centrados, felices, enfermos… es nuestro interior que nos habla:
Y eso es lo que creamos. La sorprendente noticia es que,
desde el manejo de las emociones podemos cambiar tristeza, miedo, enfermedad,
escasez por alegría, amor, salud, felicidad, amor, abundancia. Si sentimos (y
creemos) que algo o alguien nos molesta, no es ese “algo” o “alguien” que nos
molesta; solo nosotros mismos nos sentimos molestos; mejor dicho: Elegimos
enojarnos, molestarnos.
Ejemplo, una amiga me decía: Ese niño me enoja cuando lo
veo; yo le decía “no es el niño quien te enoja; tú te enojas cuando ves al
niño”. No podemos depender de las situaciones que se nos presentan; la
interpretación de los hechos es responsabilidad de nosotros mismos: Yo Soy
quien elige. Las emociones manejan nuestra vida. ¿Cómo empezamos a manejar
nuestras emociones? Podemos tomar conciencia de nuestras emociones y cambiar:
donde tengamos un pensamiento de tristeza, ponemos uno de alegría; cuando nos
sentimos enfermos, recordemos, vivamos y disfrutemos del recuerdo y las
imágenes mentales de cuando estuvimos sanos, llenos de energía; tengamos
siempre presentes nuestros pensamientos felices. Empezamos ejercitándonos
mentalmente; así iremos cambiando nuestras emociones para llegar a elegir lo
que deseamos para nuestras vidas. La autoestima se define como la aceptación
personal que tiene el ser humano sobre si mismo, el cual tiene un juicio de
valor que puede ser positivo o negativo involucrando las emociones, los afectos,
los valores y la conducta. Las causas de la baja autoestima pueden ir desde la
percepción propia de inutilidad e invalidez, hasta la poca valorización
externa. "Para ejemplificar un poco, diremos que la percepción subjetiva
se refiere a la manera como las personas perciben en proyección hacia su
entorno social (por timidez, ansiedad o baja autoestima).
Si hay un quebranto como persona de sus capacidades físicas
o intelectuales tiende a retraerse en si mismo, si en la vida diaria, en los
deportes, el trabajo y la recreación puede caer en un estado de soledad por
"sentirse menos que los demás", lo cual daña más su autoestima. En el
ámbito familiar, cuando no se satisface la necesidad de cariño, aprobación,
afecto físico, amor y dialogo, en el peor de los casos, se desarrolla un vació
interior comúnmente llamado soledad afectiva. La pérdida de un ser querido,
amigo o familiar, ya sea por muerte o por cambiarse de domicilio, conflictos
familiares o divorcio pueden producir soledad. ¿Cómo puede identificarse los
problemas de autoestima? Cuando la persona es retraída o sufre de baja
autoestima son pocas sus actividades sociales, no se interesa en nada. Prefiere
pasar la mayor parte del tiempo en casa o encerrado en su habitación.
Generalmente la persona se muestra esquiva o violenta, o por
el contrario, el otro extremo es que se puede refugiar en un familiar, novia,
esposo (a), tía, abuela, o demás personas que están dentro del círculo,
mostrando conductas afectivas demasiado exageradas como estar comúnmente
abrazados y conectados físicamente a una persona por la sensación de seguridad
y afecto que satisface a su autoestima. Adicionalmente pueden tener
sentimientos de tristeza, desgano, aburrimiento y alienación. Las personas con
este tipo de dificultades son tímidos, inhibidos, ansiosos e inseguros. Aunque
están pueden ser algunas de las características para identificar los problemas
de autoestima, es importante recordar que pueden ser tan variadas como las
personalidades.
¿Cuáles son las consecuencias de la baja autoestima? Una de
las principales consecuencias de la baja autoestima es bajo rendimiento en el
trabajo, problemas en el hogar de diversa índole, pues no confían en sus
capacidades y dudan de sus habilidades. Los problemas posteriores se suelen
reflejar en el uso del alcohol y de las drogas. Se ha demostrado que estas
personas viven más en soledad y sufren de trastornos de conducta. Así mismo,
poseen una menor capacidad para compartir y tomar decisiones junto a otros. La
expresión de conductas agresivas evidencia altos niveles de soledad, depresión
y baja autoestima.
¿Qué se debe hacer para ayudar a las personas de baja
autoestima? Los familiares, amistades y núcleo laboral deben ser más cariñosos,
hacerlos sentir importantes, tanto en el entorno familiar, laboral y en la
sociedad, ya que esto reforzara la autoestima y aumentara la seguridad. Es
importante mantener contacto con la familia en general, y demás integrantes del
núcleo que lo rodea para que ellos se sientan respaldados y acompañados en los
momentos difíciles. Mostrarles cómo adaptarse o ayudarlos a comunicar y
expresar claramente sus sentimientos y deseos. Las personas que son apoyadas,
animadas son menos propensas a ser rechazadas y tienen más posibilidades de
interactuar positivamente en la sociedad.
Cada vez que sientas decepción por no recibir lo que deseas
o esperas, no lo veas como rechazo o mala suerte... simplemente piensa que es
una tremenda oportunidad a algo mucho mejor de lo que esperabas. La vida esta
está hecha de millones de momentos, vividos de mil maneras diferentes. Algunos
buscamos amor, paz, armonía. Otros, sobrevivimos día a día. Pero no hay
momentos más plenos que aquel en el cual descubrimos que la vida, con sus
alegrías y sus penas, debe ser vivida día a día. Más plenos que aquél en el
esta es el conocimiento que nos otorga la verdad más maravillosa. Aunque
vivamos en una mansión de cuarenta cuartos, rodeados de riqueza y siervos; o
luchemos de mes en mes para pagar el alquiler, tenemos el poder de estas
totalmente satisfecho y vivir una vida con verdadero significado. Día a día
tenemos ese poder, gozando cada momento y regocijándonos con cada sueño. Porque
cada día es nuevo flamante, y podemos empezar de nuevo y realizar todos
nuestros sueños
Cada día es nuevo, y
si lo vivamos plenamente, podremos realmente gozar de la vida y vivirla en
plenitud...
Autor Desconocido