Tomando en cuenta el
estado en que se encuentra el planeta, y los peligros presentes y
futuros que lo acechan, la siguiente es una lista de niñas y niños que
usan su inteligencia para mejorar el mundo que los rodea, más allá de
las tres “R’s” de la ecología: reducir, reusar y reciclar.
Cuatro adolescentes africanas, Duro-Aina
Adebola, Akindele Abiola, Faleke Oluwatoyin y Bello Eniola, crearon un
generador que convierte orina en hidrógeno. Su invento utiliza un litro
de orina para crear seis horas de electricidad.
A los doce años de edad Richard Turere,
de Kenya, usó luces LED para ahuyentar leones y así evitar que devoren
ganado y hasta seres humanos. El sistema usa una batería de coche, parte
de un motor y por supuesto luces, que parpadean gracias al motor.
Vanis Buchholz recicla, y llega a ganar
por ello hasta doscientos dólares en unas cuantas semanas. Tiene diez
años, y dona el 25% de sus ganancias a una institución que ayuda a niños
sin hogar. Ha ayudado a más de 28,000 niños.
La canadiense Olivia Peters, a los doce
años escribió una carta a la alcaldesa de su ciudad para pedirle que
salvara un bosque a punto de ser cortado para construir un desarrollo
habitacional. Le hizo caso y parte del bosque se salvó gracias a ella.
Como nadie cortaba el pasto y la maleza
en los parques de Detroit, Joshua Smith, de tan solo nueve años, se puso
a vender limonada orgánica, palomitas orgánicas, ponche de frutas y
agua, y ganó tres mil dólares que donó a la ciudad para contratar
jardineros. Esto inspiró a voluntarios que cortan el pasto y recogen
basura.
Erek Hansen, apodado “Eco” por su pasión
por la ecología, lleva cuatro años recolectando jeans (14,300) y
zapatos usados (7,400 pares), reciclándolos para que se conviertan en
otras prendas o para que niños poco privilegiados los sigan usando. A
sus doce años ya tiene una página de Internet para tomar donaciones.
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